sábado, diciembre 08, 2007

Ajedrez - Jorge Luis Borges

De nuevo nos visita un ilustre, uno de los grandes, Jorge Luis Borges, que en esta ocasión nos habla del juego del ajedrez con una reflexión final que todos en algún momento nos hemos hecho.

Un singular poema que nos lleva a lo que vivimos como seres humanos.



Ajedrez

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios
detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

Jorge Luis Borges


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1 comentario:

The Blog's Team dijo...

Hola il parra, gracias por comentar, te visitaré.
Saludos

Antonio Domingo