domingo, abril 29, 2007

Frío de límites - Antonio Gamoneda

Hoy os traigo a un poeta contemporáneo que acaba de recibir el pasado 23 de Abril el Premio Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes.

He seleccionado este poema porque me ha transmitido emociones, y aunque habría muchos que destacar, solo podemos poner uno cada vez. Espero que os guste como a mí.




"Frío de límites"



A la penumbra auricular no viene nunca el sonido del
amanecer. Muge el silencio en las ocultas bóvedas y se desliza en tus
membranas. Silban los pájaros y tu pasión es sorda.

Tú no estás ya en tus oídos.

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Va a amanecer. Hay noche aún sobre tus llagas.
Ya vienen los cuchillos del día. No
te desnudes en la luz, cierra los ojos.
Quédate en tu cama sangrienta.

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Ardes bajo las túnicas carnales.
Ha sido inútil la sutura negra:
no hay agua en ti. todas las fuentes manan en otra edad
y se enloquece la pureza de la copa vacía.


Antonio Gamoneda

martes, abril 24, 2007

Los primeros rayos

Hoy os traigo un poema de una autora para mi desconocida que he encontrado navegando. Su nombre es Marta Alberca y me ha gustado la forma de transmitir, de hacerme sentir lo que dice.



"Los primeros rayos"


¿Has probado el sabor a madrugada?
Sí, ese que parpadea en el estomago,
cuando recuerdas las caricias regaladas
a tu amante hoy furtivo al descubierto.
La madrugada sabe a café en la misma taza,
suena a cucharillas amarillas,
desparejadas, heredadas de extraños,
que vigilan la sala en marcos de cerezo.

Huele a tu aroma en las arrugas de mi pelo,
en el dorso de mis muñecas,
en el beso tierno sobre la palma de mi mano.
Me sonríes y te comes mis labios,
abro mis muslos y me siento en tu sorpresa,
cierro tus párpados con los míos
para que no veamos terminar estas horas fugaces,
de madriguera...

Y los primeros rayos impregnan las copas
que bebimos ayer,
sin agotar el deseo,
ese licor traicionero,
dueño y señor de nuestras voluntades,
amigo fiel de nuestras añoranzas.

Pero esta mañana la melancolía ,
me esperará fuera,
cuando traspase el umbral de mi casa,
y descanse abrazada a estos tiernos recuerdos.


Marta Alberca


miércoles, abril 18, 2007

"El Mar, La Mar" - Rafael Alberti

Hoy traigo a otro poeta del que tengo anclados en el corazón sentimientos muy profundos, y he elegido un poema que dice lo que siento yo mismo en multitud de ocasiones cuando llevo un tiempo alejado del mar, y el corazón dice que necesita beber sus aromas, llenarse de sus canciones y bailar en sus cadencias.





"El Mar, La Mar"


El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?


Rafael Alberti

martes, abril 17, 2007

"La piedra redonda"

Navegando por Internet he encontrado este poema que me ha gustado mucho no solo por lo que dice sino por la forma de presentarlo.

Utiliza algunas figuras literarias que creo que han quedado muy bien, pero no le traigo por eso, sino principalmente porque ha despertado sentimientos, y eso para mi es lo que más cuenta.




"La piedra redonda"

Lo que tengo lo llevo conmigo
en esta absurda bolsa y en este absurdo cuerpo,
lo que quiero está siempre tan lejos,
quizá al final de este absurdo camino.

A veces, cuando el sol se va,
tiñendo de violeta la esquina del mar
comprendo que nunca tuve nada y que
muy probablemente nunca lo tendré.

Uuuuh!… Sólo el beso de tu voz en el alma.
Uuuuh!… Y el perfume de tu cuerpo a mi alrededor.

Me siento tan solo, no sé en qué dirección correr
como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos.
Llévame, aire del camino
hasta donde nadie me pueda encontrar.

Llévame, aire tibio y azul
y abandóname colgado de tu luz.

En tu luz brillante de cuchillo
adivinaré la rosa y el clavel.
Llévame, aire del camino,
hasta donde nadie me pueda encontrar.

A veces, cuando asoma el sol,
llenando de diamantes la quietud del mar,
me doy cuenta de que siempre fue así;
siempre estuve solo y siempre lo estaré.

Uuuuh!… Cuántas veces soñando despierto.
Uuuuh!… Creo verte entre la multitud.

En algún lugar alguien debería escribir
que este mundo no es más que una enorme piedra redonda.
Me siento tan solo, que no sé en qué dirección correr,
como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos.

Llévame, aire del camino
hasta donde nadie me pueda encontrar.
Llévame, aire tibio y azul
y abandóname colgado de tu luz.

Y en tu luz brillante de cuchillo
adivinaré la rosa y el clavel.
Llévanos, aire del camino,
hasta donde nadie nos pueda encontrar.

domingo, abril 15, 2007

"Elegía" - Miguel Hernández

Hoy traigo una poesía conocida por casi todos pero que es un canto de dolor y sentimiento que a pesar de los años que hace que fue asesinado Miguel Hernández, sigue manteniendo la pureza y la energía de cuando la escribió.

Reconozco que a mi personalmente me encanta su obra en general, pero hay algunas, como esta, que me conmueven y hacen sentir, que es uno de los principales fines del poeta cuando se sienta anta la hoja en blanco.



"Elegía"

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
dis ndo tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernández