jueves, noviembre 01, 2007

Poemas de Amor: "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" poema 1 - Pablo Neruda

Hoy he decidido abrir una línea nueva en los poemas que habitualmente traigo a este blog, una línea específica, concretamente definida que son los poemas de Amor.

El amor en la poesía es un tema recurrente, tanto en la versión de amores expandidos y profusos como en la de amores desesperados y no correspondidos, pero poemas de amor en todo caso, así que desde hoy iremos trayendo a diferentes poetas, tanto modernos y actuales como otros no tan cercanos en el tiempo, incluso poetas anónimos, esos que pueblan las calles de nuestras ciudades sin llegar nunca al estrellato pero que también crean poemas llenos de dulzura, es decir un poco de todo pero con un denominador común, que han sabido expresar sus sentimientos de amor en sus verso.

Y para empezar, voy a hacerlo con un clásico, pero un clásico de tal belleza que ya estaba clamando que faltaba en esta Ciudad de la Poesía.

Se trata de Pablo Neruda, del que ya hemos traído varias veces poemas suyos repletos de emociones intensas y versos preciosos, pero este... este es especial, porque es una secuencia llena de sensibilidad y ternura, llena de vida, de ilusión, de amor en toda la profundidad de la palabra.

"2o poemas de Amor y una canción desesperada" es una secuencia irrepetible que reconforta el alma, la reconstituye en lo más básico, y nos impulsa obligándonos a empatizar con el poeta, llevándonos a una sensación de simpleza y tremenda profundidad del ser más esencial, ese que vive de la emoción del amor.

Bueno aquí tenéis el primero y en los próximos días os iré presentando el resto de estos preciosos poemas.





"Veinte poemas de amor

y una canción desesperada"

Poema 1


Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,

te pareces al mundo en tu actitud de entrega.

Mi cuerpo de labriego salvaje te socava

y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.


Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros

y en mí la noche entraba su invasión poderosa.

Para sobrevivirme te forjé como un arma,

como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.


Pero cae la hora de la venganza, y te amo.

Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.

Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!

Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!


Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia.

Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso!

Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,

y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Pablo Neruda



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